lunes, 9 de junio de 2025

Aquel viaje. Los templos de Angkor

Durante las últimas semanas, he recogido en este blog las entradas correspondientes a Camboya del viaje que hace años me llevó al otro lado del mundo. En varias de ellas he mencionado por encima que Jorge y yo visitamos varios de los templos de Angkor, sin entrar en detalles acerca de cuáles vimos en concreto o si pasó algo interesante en cada uno. Y es que, echándole morro, resulta que podría sacar una entrada entera que resumiese esa parte de mi estancia en Siem Reap. Entrada que, como habréis adivinado, estáis a punto de leer. Así que vamos allá.

Tengo que reconocer que no me ha resultado fácil escribir este post, pues por mucho que me apasionase realizar esta visita, mi conocimiento del complejo era bastante limitado, y tampoco es que me dedicase a memorizar el nombre de cada lugar al que Perún nos llevó en su tuk tuk durante aquel par de días, a pesar de que nuestro guía, que fue el encargado de marcar el itinerario, nos mostraba de vez en cuando una fotocopia plastificada con un plano del lugar y, al tiempo que nos ofrecía botellitas de agua mineral bien fría, nos iba señalando cada una de las paradas. Y nosotros, como si nos encontrásemos ante la instalación de Windows, decíamos que sí a todo sin entrar en más detalles.

Por suerte, cuento con tres elementos que me han ayudado a daros la turra con relativa precisión geográfica: las fotos que hicimos Jorge y yo durante aquellas dos jornadas, la Wikipedia, y esta revista tan cuqui que compré en Valladolid el pasado enero mientras acompañaba a mi madre al quiosco para adquirir los periódicos del día:

Cada vez que abro esta revista quiero volver a Camboya

El primer templo al que fuimos fue el principal: Angkor Wat. Y como del tiempo que pasamos en él ya hablé en su día más o menos en detalle, voy a pasarlo por alto y a mencionar directamente el segundo: Angkor Thom, que en realidad es una ciudadela con varias edificaciones, a la cual accedimos por el puente que lleva a su espectacular puerta sur:


Y es que ojito al detalle de la parte superior de dicha puerta:


Tras varias paradas en el lugar para hacer cientos de fotos, llegamos a Bayón. Bayón es el nombre de una conocida tienda de ropa para bebés y niños situada en el centro de Valladolid. Hasta hace no mucho, era obligación consuetudinaria el adquirir allí alguna prenda para regalar cada vez que se producía la aparición de un recién nacido en los círculos sociales o familiares vallisoletanos, y las colas que se formaban en el local eran considerables, de las de echar a perder la mañana entera. Pero vosotros no habéis venido aquí a leer historias sobre el Valladolid del siglo pasado, ¿verdad? Habéis venido a que os cuente que Bayón también es esto otro:


Y esto:


Aunque allí no vendiesen ropita con la que quedar bien si de tocar visitar al nuevo sobrino o primo segundo de turno se tratase, sus columnas y torres nos dejaron sin palabras, y en los alrededores de Bayón fuimos testigos de un par de anécdotas que dejo para otra entrada que seguramente caiga la semana que viene.

A pocos metros de Bayón se encuentra Baphuon, y fue ante su espectacular fachada que intenté sacar una foto de larga exposición. Localicé un murete en el que apoyar mi cámara, establecí los parámetros para poder dejar el obturador abierto durante unos segundos y... Un grupito de ciclistas guiris (algunos con ropa fosforito para más inri) aparecieron en el momento y se quedaron en la parte inferior del encuadre, jodiéndome la instantánea:


Debido a que no me apetecía perder media mañana intentando perfeccionar una toma que, sinceramente, tampoco iba a ser para tanto, me adentré en Baphuon y subí hasta su terraza. Jorge, que había llegado minutos antes que yo porque él no había venido hasta aquí para perder el tiempo sacando fotitos de larga exposición, se encontraba conversando con un guardia de seguridad que, tirachinas en ristre, le explicaba el motivo por el que se hallaba allí portando tan curiosa arma. Y yo os lo voy a contar a vosotros, pero será la semana que viene como ya he mencionado hace unas pocas líneas.

Para compensar, aquí tenéis otra foto de Baphuon sin puñeteros guiris:


Nuestra recorrido por Angkor Thom nos llevó a Phimeanakas, un edificio medio escondido en la jungla:


De hecho, a Phimeanakas llegamos tras atravesar un agujero en una tapia que no tenía pinta de ser parte del itinerario. En mi defensa diré que, además de Jorge y yo, otra pareja de españoles con pinta de andar por allí celebrando su luna de miel siguieron el mismo camino. Muy cuqui el templo, sí, pero con unas escaleras empinadísimas por las que estuve a punto de esmorrarme al marcharnos de allí.

Cruzando la interminable Terraza de los elefantes volvimos a encontrarnos con Perún, quien nos acercó al segundo templo con más afluencia de turistas de todo el complejo: Ta Prohm. Y no me extraña, considerando que cuenta con detalles como éste:


O éste:


O este otro:

A mi padre, esta foto le pareció especialmente espectacular

El último templo que visitamos durante nuestra primera jornada fue Banteay Kdei, situado a pocos metros del lago en cuya orilla saqué esta foto:


Nuestro segundo día visitando la zona tuvo como primera parada el templo Pre Rup, con una hilera de tortuosas escaleras que me hacían arrepentirme de las decisiones tomadas horas antes:

El de la foto es Jorge, que en aquellos momentos estaba más vivo que yo

Pero oye, todo fuese por las vistas:


Nuestra segunda parada, la cual alcanzamos tras muchos kilómetros en tuk tuk y más de media hora caminando por la jungla, fue Kbal Spean (lo siento, no tiene entrada de Wikipedia en castellano), una ruina con varios grabados que el río que serpentea por la zona se ha ido comiendo durante los últimos siglos:


La visita continuó después de comer, y así llegamos a Banteay Srei, con el característico tono rojizo de sus muros y muy bien cuidadas estatuas:


Luego fuimos a Mebon. Aquí, Jorge y yo estuvimos solos durante todo el rato, pudiendo admirar en paz sus descomunales estatuas de elefantes:


En castellano, la expresión "por último" es correcta, pero no sé si lo mismo ocurre al decir "por penúltimo". Imagino que no, pues nunca lo he oído. Pero me viene de perlas ahora mismo, así que la voy a usar aunque no deba. Por penúltimo, visitamos Neak Pean, un santuario rodeado por un inmenso estanque poblado de nenúfares al que se llegaba a través de un largo puente infestado de adolescentes echándose selfies. De los adolescentes no hice foto porque no estoy enfermo, pero del estanque sí:


Y por último, dando fin a esta vertiginosa visita de dos días y a esta interminable entrada, dimos con Preah Khan, un templo que parecía ser un resumen de todo lo anterior. Y es que contaba con multitud de estatuas y grabados:


Al mismo se llegaba a través de un puente flanqueado por más esculturas:


Y estaba parcialmente invadido por la vegetación:


Sólo le faltaban los monos. ¿Que de qué monos hablo? Ya os he dicho que la semana que viene os cuento. Tened paciencia.

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