miércoles, 11 de diciembre de 2024

España tenía que ser III. Americanos, os recibimos sin alegría

He de confesar que la historia que estoy a punto de contar me parece especialmente maravillosa. Aunque si tenemos en cuenta que la misma comienza con un avión que se estrella sin que haya supervivientes, podréis decirme con toda la razón del mundo que soy especialmente miserable. Pero estoy convencido de que a vosotros también os va a gustar. Al menos si os la cuento tal y como yo la imagino.

Por otra parte, no necesito que vengáis a decirme que soy un miserable porque eso es algo que ya sabía.

El susodicho avión, un P-3B Orion perteneciente a la Marina de los Estados Unidos, tomó tierra en el sentido literal de la expresión la mañana del once de diciembre del setenta y siete en El Hierro (sí, hace hoy exactamente cuarenta y siete añitos). Que uno piensa en las Islas Canarias y se imagina un clima estupendo entre primaveral y veraniego, pero no fue el caso en la mañana de autos. Y es que hacía un tiempo de mierda con una niebla que ni una película de Tim Burton, oye.

Usando términos técnicos, podría decirse que la aeronave se llevó un hostión que te cagas. Este hecho, unido al incendio de su combustible, provocó que la falda de la montaña acabase alfombrada de trocitos de avión (y de marines, no olvidemos), constituyendo un espectáculo nada bonito de ver.

fuente: Gaceta del Meridiano
...Y bum, se convirtió en chocapic

Al poco de ocurrir el suceso, varios efectivos de la Guardia Civil (aviones y la Benemérita se unen por segunda vez en este blog) y del Ejército hicieron acto de presencia con la intención de, en primer lugar, poner algo de orden en aquel caos y, en segundo lugar, responder a la siguiente pregunta:

¿Qué coño hacía un avión de la US Navy sobrevolando suelo ejjjpañol sin avisar?

La respuesta (y el follón que se armó después) llegó de manos de un cabo de la Guardia Civil, quien localizó entre los restos de la nave siniestrada un esclarecedor dossier, el cual incluiría todos los detalles y tecnicismos relativos a un plan con el que los yankis planeaban liar la de Dios es Cristo contra la recién estrenada democracia española. Y, para más guasa, dicho plan habría sido bautizado por los americanos con el carpetovetónico nombre de "Operación Manuel".

Siguiendo la dirección opuesta a la que recorrían las instrucciones a seguir durante el eclipse en el chiste de Eugenio, la comunicación sobre la "Operación Manuel" corrió escalafón arriba hasta llegar a las altas esferas gubernamentales. Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores se le pidieron explicaciones a la Embajada de los Estados Unidos, y yo no puedo evitar imaginarme a alguien del Ministerio llamando a los americanos y manteniendo una conversación como si aquello fuese un monólogo de Miguel Gila:

—Oye, ¿qué coño pasa con vosotros?

—¿Disculpe?

—Que no os hagáis los tontos. Que sabemos que estáis tramando una de las vuestras y que nos la queréis meter doblada.

—Lo siento, pero no sé de qué me está hablando. ¿Esto es por lo del avión?

—Mira cómo sí que sabéis de que va esto. Exacto. El avión QUE NO APARECÍA EN NUESTROS SISTEMAS DE DETECCIÓN.

—Vale... Pero esto ya lo habíamos explicado, ¿no? Es que la tripulación recibió órdenes de apagar la radio y el radar, que estaban peinando la zona entre Azores y Canarias porque nos había llegado el soplo de que los rusos habían desplegado submarinos por allí...

—Joder, qué bien os vienen los rusos cuando queréis, coyotes. Pero eso no explica por qué el avión acabó sobrevolando suelo español.

—Sí, eso fue en parte culpa de los pilotos y en parte culpa nuestra... Es que la noche anterior tuvieron fiesta, ¿sabe? Un espectáculo itinerante que está estos días recorriendo las bases para levantarle la moral a la tropa ahora que se acercan las navidades y tal. Y claro, el Jack Daniels se les fue un poquito de las manos y a la mañana siguiente no es que andasen muy católicos como para ponerse a buscar submarinos... Pero el deber es el deber, ya sabe como son estas cosas.

—Que tuvieron fiesta.

—Que sí, que sí. Pero palabra que fue un error. Que tenían orden expresa de no meterse en ningún país, de verdad. Y encima estaba el problema del mapa que tenían. Fíjese que le faltaban islas.

—Le faltaban islas.

—Como lo oye. El Hierro, La Gomera y otra que no me acuerdo. Entre eso y la niebla que se preparó en la zona, pues al final pasó lo que pasó. Pero que fue un accidente, de verdad.

—Mirad, que no cuela. Ni fiesta, ni mapa ni leches. Que sabemos lo de la operación que estáis preparando. Pero si tenemos los documentos y todo.

—No sé de qué me habla.

—Huy, que no. "Operación Manuel", ni más ni menos. Coyotes, que sois unos coyotes.

—Mire, le juro que no sé a qué se refiere. Aquí no estamos al tanto de ninguna operación y yo ya le he dicho todo lo que sé del tema.

—Me cago en mi vida... Quiero hablar con un superior YA MISMO.

Vale, es posible que los hechos no ocurriesen así exactamente, pero el que está contando la historia soy yo. De todas formas, los americanos mandaron a unos expertos a El Hierro para aclarar la situación (o para eliminar las pruebas, USA style). Y, una vez más, me apetece echarle un pelín de imaginación a una escena que podrían haber representado los de Gomaespuma. Esta vez protagonizada por la clásica pareja de hombres de negro con su traje, sus rayban de aviador y su cara de haber desayunado vinagre entrando en el cuartel de la Guardia Civil de la isla canaria:

—Buenos días, somos los expertos. ¿Es usted el agente que dice tener un dossier nuestro o algo así?

—Sí señor, el mismo. Y lo tengo aquí detrás guardado con llave que con ustedes los americanos nunca se sabe.

—¿Le importaría enseñárnoslo?

—Faltaría más. Y así nos aclaran las cosas, que nos tienen contentos con tanta operación y tanto secretito y tanta leche. Un segundo, que lo saco del cajón... Aquí está. Miren, bien claro que lo pone en la portada: "Operación Manuel". Bueno, algo así, que esto está escrito en inglés y yo no controlo muy bien el idioma. Es que en mi época lo que se estudiaba en el colegio era francés, ¿saben? En fin, que me voy por las ramas. Ustedes sabrán qué explicación le dan a esto.

Insisto, seguro que no fue así, pero decidme si no es maravilloso imaginar a dos expertos estadounidenses a los que han enviado al culo de las Islas Canarias, plantados ante un cabo de la Guardia Civil que les lanza una desafiante mirada al tiempo que da golpecitos con el dedo sobre el dossier medio calcinado que reposa en la mesa que se encuentra entre ellos. Dos expertos que miran el documento, que después se miran entre sí, que a continuación miran al cabo, que se vuelven a mirar entre sí... Un bucle de miradas llenas de incredulidad que uno de ellos rompe cuando le dice al cabo:

—Caballero, lo que pone ahí es "Manual Operating". Eso que ha recogido usted es el manual de operaciones del avión.

Y si alguien quiere conocer más detalles acerca de esta historia, que le eche un ojo a este artículo de Juan Ignacio Viciana que yo acabo de copiar que me ha inspirado para escribir la entrada que acabáis de leer. Y que os ha gustado, reconocedlo.

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