El tono de la entrada anterior era borde hasta decir "basta", y si tenemos en cuenta que llevo desde entonces de vacaciones (bien merecidas vacaciones, pues yo me he dedicado a currar mientras vosotros disfrutábais de las navidades y la nochevieja), es posible que me cueste retomar la mala hostia que me caracteriza cada vez que me pongo a darle a la tecla. Para poner remedio a esta situación y lograr que disfrutéis una vez más de mi yo gruñón, voy a realizar un ejercicio de reflexión que me devuelva a mi estado natural. Permitidme un segundo.
Qué puta gracia lo del vuelo de ida a Madrid, ¿eh? El camión de la gasofa sin aparecer por pista y el avión saliendo con hora y media de retraso. Por no hablar del policía en el control de pasaportes de Barajas, revisando los DNI del personal con una pachorra más desesperante que José María Carrascal comentando el mundial de ajedrez.
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fuente: disney
A. Ver. Que. Se. Acerque. El. Siguiente. Por. Favor |
Menos mal que pudiste pillar un taxi para ir a Chamartín y llegaste a tiempo al Alvia, que si no, el roscón de reyes te lo ibas a comer duro como el cogote de San Pedro. Pero la angustia no hubo dios que te la quitase. Lo que sí que te quitaron fueron treinta tazos en lugar de los dos y pico que cuesta el cercanías, que no hay viaje en el que no termines palmando pasta a lo tonto. Pero bueno, al menos llegaste a tiempo para disfrutar de una semana de lluvia, que también tienes una suerte de la leche. Valladolid sufriendo una sequía como no se ha visto en décadas, y justo se pone a llover cuando llegas tú. Así que pocas fotos has podido hacer con los nuevos objetivos de tu cámara réflex, ¿verdad? Ya podrás sacarles partido en otra ocasión. O no, habida cuenta de la suerte que tienes para estas cosas. De todas formas, al final te ha tocado esperar media semana a que te llegasen, porque no los tenían en ninguna tienda y te tocó tirar de Amazon. Y mientras tanto, venga a escuchar leísmos aquí y allá. Porque otra cosa no, pero leísmos has oído cada dos por tres, con la tirria que te dan desde que te fuiste a Irlanda y te curaste del tuyo. Y, ¿qué me dices del niño que tenías sentado delante en el vuelo de vuelta? Madre mía, qué pulmones. Que por mucho que tus auriculares reprodujesen a toda hostia los episodios de La vida moderna atrasados, los berreos del crío no te dejaban oír nada. Y mientras, el pánfilo de su padre, con viserita (que dime tú quién es el imbécil que lleva puesta visera dentro de un avión), mirando al mocoso y riéndose. Se ve que le hacía gracia, al muy gilipollas. Pero bueno, todo eso ahora ya forma parte del pasado porque se han acabado tus vacaciones.
Ya está. Ya me he calentado. Podemos continuar con la lista...
Hola otra vez, español en Irlanda. Dejamos pendientes cinco puntos y no quiero entretenerte más, que tendrás cosas que hacer. Así que presta atención:
6-No llames al camarero haciendo gestos con las manos, coño
Acabas de llegar de un país en el que el personal hostelero suele recibir el mismo respeto que el suelo de un portal recién fregado. Y aunque tal actitud es injustificable, tiene su explicación. Los bares de España son para muchos lo más parecido a una universidad, y los discursos y ponencias que más de un cuñado gusta de dar acodado sobre la barra no pueden ser ensombrecidos por la figura de quien se halle del otro lado del mostrador, así que tratamos al camarero o camarera con un desdén y un clasismo por el que deberían darnos de hostias y vilipendiamos su profesión sin despeinarnos. Qué graciosa, nuestra idiosincrasia.
Bueno, pues aquí, nada de eso.
En esta isla, un camarero merece tanto respeto como un bombero o una cardióloga, así que tenlo en cuenta cada vez que te acerques a pedir una guiness y cinco vasos de agua para repartirla entre tus amigos (lo que acabo de describir es cutre de cojones pero muchos lo hacen al descubrir que por una pinta te pueden cascar hasta siete mortadelos, según el sitio). Y, lo más importante, NADA DE HACERLE PITOS CON LOS DEDOS AL CAMARERO para llamar su atención. Si pillas al barman de buenas, lo más probable es que simplemente ignore tu falta de respeto, que más de uno me ha confesado sus ganas de rajar la cara del último español que le vino en ese plan. Y yo, pidiendo disculpas en nombre de mi país.
Ah, y deja propina.
7-Pide las cosas por favor y da las gracias, leches
En un bar (a cuyo camarero ya deberías dirigirte como es debido a estas alturas), en una tienda, en un quiosco, en un supermercado, en una esquina... Da igual lo que pidas y a quién se lo pidas. Añade un please al final o quedarás como un maleducado miserable. Soy consciente de que quizá sea éste el punto más difícil de seguir por mis compatriotas en tierras irlandesas. Y he de reconocer que siento cierto regocijo cuando éstos omiten el "por favor" y yo se lo susurro con tono sancionador. Pero es que me las ponéis a huevo. Tan a huevo como se lo ponía yo a mi novia cuando llegamos nosotros. El ciclo de la vida.
Y lo mismo cuando recibas lo que sea que recibas: thank you, cheers, thanks... Tienes varias formas de dar las gracias (aunque un "que Dios te lo pague con un buen marido, que de novios son todos buenos" pierde bastante traducido al inglés. Te lo digo por experiencia propia), pero que se te oiga bien. No me seas ingrato.
Verás cuando te acostumbres a ello, vuelvas a España y lo pongas allí en práctica. Al primer "por favor" te mirarán como a un extraterrestre que acaba de aterrizar en su platillo volante. O como si te hubieses pillado un virus chungo de ésos que hacen quedar en ridículo a Mariló Montero cuando habla de ellos en televisón.
8-Discúlpate cuando te choques con los demás, no me jodas
Una ardilla podría cruzar España de punta a punta chocándose con todo aquel que se le cruzase por delante sin abrir la boca para pedir perdón y a nadie le extrañaría, pues lo de ir como burros en línea recta y "que se aparte el otro" lo llevamos escrito en la sangre. Pero aquí, el tema de las buenas maneras y la educación se lleva a veces a un límite que podrá llegar a resultarte excesivo. Sin embargo, es lo que hay, y más te vale que no sólo te acostumbres a ello sino que lo pongas en práctica tú también cuanto antes.
¿Es necesario que impactes físicamente contra tus semejantes cuando camines por calles del centro de Dublín infestadas de irlandeses ávidos de gastar su última nómina en los comercios locales y de turistas de los que cargan con mochilas en las que quepo yo dos veces para tener que pedir perdón? Pues a veces, ni eso. A veces sólo bastará con invadir el espacio personal del otro (espacio que, por cierto, conforme nos dirigimos hacia el norte de Europa aumenta considerablemente y a esta latitud ya tiene un buen tamaño) para tener que soltar el sorry de rigor y poder salir de la incómoda situación.
Yo he llegado a pedir perdón treinta veces a lo largo de cien metros de calle y ni me acerco a la media del país.
9-Dale las gracias al conductor del bus cuando te bajes, chorra
Lo sé. Esta costumbre es rara de cojones, y no siempre estoy de acuerdo con ella. El autobús en Dublín es carísimo, sus frecuencias son ridículas, sus líneas son insuficientes, sus vehículos son lentos y viejos y cuando te toque pasar unos minutos en la planta superior de un dublinbus, teniendo que esquivar botellas y latas que ruedan sin control por el suelo, soportando olores corporales y sufriendo espacios angostos entre un asiento y otro te replantearás si lo de venir a Irlanda ha sido una buena idea. ¿Por qué deberías entonces dar las gracias al conductor (sí, del bus se sale por la puerta delantera) al finalizar cada ominoso trayecto? Pues porque sí, joder. Porque lo hace todo el mundo.
Que podrás decirme: "y, si todo el mundo se tira por un puente, ¿tú lo haces también?" Depende, si he llegado al puente montado un un dublinbus, probablemente quiera tirarme antes de que lo hagan los demás. Pero le daré las gracias al busero cuando llegue allí, por supuesto.
10-No uses un "es que soy español, jaja" para justificar todo lo anterior, carajo
Vale, ésta es personal y no tiene mucho que ver con la urbanidad de la isla, pero la meto aquí por una cuestión de vergüenza ajena nacional (y porque éste es mi blog y aquí se incluye lo que me sale a mí de los huevos, tenlo presente). Así que no saques a pasear tu DNI entre risitas la próxima vez que, hallándote en territorio irlandés, hables por encima de un mensaje de megafonía, o que vocees, o que te comuniques en español mientras te rodean extranjeros que no te entienden, o que digas fanny cuando quieras decir funny, o que te asomes al salón de una casa (o a una chorra) que no es tuya porque ninguna superficie opaca te lo impide, o que le hagas pitos al camarero, o que te pases el please, el sorry y el thank you al busero por el forro.
Y, si a pesar de todo vas a ignorarme y a hacer lo que te dé la gana en nombre de Ejjjpaña, al menos ten la coherencia de no criticar a los guiris incívicos de Magaluf cuando salgan por la tele potando por las esquinas. O a los italianos que gritan más que tú.

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