Miércoles
Esta mañana no ha llovido, así que no me he escapado de salir a correr. Cuando he vuelto y le he dejado salir un rato, Arya lo ha celebrado correteando por nuestra calle. Después, mientras mi novia y yo desayunábamos, Arya y Bowie han confirmado que son los nuevos Pepa y Avelino y han estado de bronca escaleras arriba y escaleras abajo, por lo que hemos considerado conveniente el aislarles el uno del otro durante el día.
Cuando he llegado a la oficina, el paquetazo con todas las bolsas de comida de gato estaba esperándome. Sin embargo, en lugar de cuatro bolsas de "Royal Canin Sterilised Appetite Control", tan sólo había una, junto con otras tres de "Royal Canin Sterilised Appetite Control +7". Y Arya sólo tiene dos años, por lo que esa comida no es para ella (aunque, con lo zampabollos que es, intuyo que no le haría ascos). He escrito un correo a la tienda de comida de animales comentándoles la jugada y me han respondido al momento diciendo que lo sienten muchísimo y que mañana o pasado mañana mandarán a un mensajero para que cambie lo que he recibido por la comida apropiada.
Lo que le faltaba a la pobre Arya, que le llamasen vieja.
El resto del día no ha tenido nada de especial. He vuelto a casa moviéndome como un pato (porque los miécoles es día de hacer pierna en el gimnasio) y Bowie ha estado cariñoso la mitad de la tarde (mientras Arya estaba fuera) y puteador la otra mitad (una vez que Arya había vuelto).
Una cosa de la que me he dado cuenta es que el grosor de los arañazos de ambos gatos es ligeramente distinto (lo cual tiene sentido, dada la diferencia de edad). Para que os hagáis una idea, si estos gatos fuesen los rotuladores Rotring que os hicieron comprar para la clase de Plástica de tercero de ESO (y que no volvísteis a utilizar JAMÁS), Arya sería el 0,8 y Bowie sería el 0,2. Me explico, ¿no?
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Bowie naranja araña fino. Arya cristal araña... Bueno, Arya ahora mismo no araña porque estos días está muy mansa, la pobre. Pero os aseguro que deja unos surcos de la hostia |
Ambos gatos dormirán separados esta noche, que no queremos que esto acabe como el rosario de la aurora.
Jueves
La función alarma de mi flamante móvil BQ Aquaris E4.5 (La E es de "ébola") ha vuelto a despertarme a las seis y un minuto (con esta canción tan bonica de Vangelis), y aunque en la calle estaba lloviznando, he decidido salir a correr, pues Arya me estaba dando ánimos con sus maullidos. Cuando he vuelto a casa, mi gata ha salido escopetada en dirección a la casa del vecino de enfrente para acto seguido hacerle sus necesidades en la puerta. Y yo lo he celebrado, pues ese vecino no me cae nada bien, Es que el muy cerdo se planta en la puerta de su casa casi todos los sábados a las nueve de la mañana y habla a gritos por el móvil durante un par de horas, jodiéndome un sueño que sólo mi gata tiene el privilegio de poder joderme. Así que bien cagado, Arya.
Durante el desayuno, Arya y Bowie han continuado en plan Kramer contra Kramer. Bueno, aquí me estoy columpiando un poco porque no sé muy bien de qué va esa peli. Creo que trata sobre un matrimonio que se está divorciando, por lo que la comparación tendría sentido. De todas formas, ya tengo deberes para el fin de semana, que Dustin Hoffman me gusta como actor (lo petó en Tootsie, las cosas como son). Pues eso, que mi novia y yo hemos vuelto a dejar a los dos gatos separados y nos hemos ido a currar mientras disfrutábamos del viento y la lluvia que Irlanda tiene a bien arrojar con desprecio sobre sus habitantes de cuando en cuando.
No ha venido nadie a la oficina a recoger la comida de gato viejo que recibí ayer por error, pero al menos he recibido una cazadoraca que compré por internet hace unos días a muy buen precio. Sé que esto no tiene nada que ver ni con Arya ni con Bowie, pero me apetecía fardar de chupa.
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Ladies, hold your orgasms |
De vuelta en casa, tras una agotadora jornada laboral y una no menos agotadora sesión de gimnasio, hemos logrado cenar de forma apacible y sin broncas gatunas gracias a un fortuito descubrimiento: como es habitual en los gatos, a Bowie le desagrada todo lo cítrico (Arya, por el contrario, es una zampabollos a la que hay que apartar del fregadero cada mañana para que no se líe a lengüetazos con los restos del exprimidor de naranjas), así que rodear a Arya, que dormitaba en el sofá, con un cerco de pieles de mandarina ha sido un efectivo apaciguador.
Teniendo en cuenta que ahora mismo hay paz entre gatos, es buen momento para irse a la cama.
Vale, voy a hacer caso a mi novia y me voy a quitar la cazadora para dormir.
Viernes
Hay veces que Arya se salta su rutina porque sí. Como hoy, por ejemplo, que me ha despertado a las cinco de la madrugada en lugar de esperar a que mi alarma sonase, que es lo que suele hacer habitualmente. A pesar de que este contratiempo me ha restado muchos minutos de sueño, aumentando un cansancio que llevo acumulando desde principios de la semana y que a estas alturas podríamos catalogar dentro de la categoría "de cojones", he decidido salir a correr. Como curiosidad, he de destacar que, mientras atravesaba una Ailesbury Road (la calle de las embajadas) totalmente desierta a esas horas (lo cual, si todas las embajadas tienen el mismo horario y el mismo ritmo de trabajo que la española, está totalmente justificado), se me ha cruzado un zorro. Y no es ninguna metáfora. Un zorro de los de verdad, con sus cuatro patas, su cola alargada y sus orejas puntiagudas. No es la primera ni la segunda vez que veo un zorro por la calle en Dublín, pero me sigue pareciendo curioso, qué queréis que os diga.
Cuando he llegado a la oficina por la mañana, el pedido de comida (ahora sí, correcto) ya había llegado, por lo que me ha tocado cargar con seis kilos de Royal Canin Sterilised Appetite Control a la espalda al volver a casa. Y lo he hecho encantado, porque por Arya cargo con lo que haga falta. De todas formas, tenía pensado quedarme a tomar un café con un muffin (no digo "magdalena" porque aquí se llaman así) de tofe, pero como no quedaban (algún día hablaré en detalle de por qué a veces no puedo evitar relcionar los conceptos "Irlanda" y "carestía") he llegado pronto a casa, y me he trincado un trozo de turrón de chocolate blanco (porque aún conservo una cantidad de dulces navideños nada despreciable) acompañado de un café con Baileys dignos del mismísimo Jehová.
Y como llevo varios días escuchando archivos de Histocast, permitidme que se me termine de ir la olla y os dé un parte de guerra, pues BOWIE HA ROTO EL CERCO: a pesar de los esfuerzos llevados a cabo por Arya en su intento de mantener una línea defensiva sobre el extremo del sofá, reforzada por varios gajos de mandarina dispuestos de forma estratégica a lo largo de la frontera con la intención de repeler todo ataque proveniente de su enemigo, Bowie ha logrado, tras una campaña de guerra relámpago, sobrepasar dichas defensas. Tras esta rápida acción, el gato ha conseguido establecer una cabeza de puente en el territorio anteriormente ocupado por Arya para, acto seguido, propinarle un zarpazo en el culo al que la gata ha respondido con un bufido y una huída descontrolada escaleras arriba.
Sí, necesito dormir. Así que me voy a la cama, no sin antes separar a estos dos animales.
Sábado
Creo que no he descansado lo suficiente, pues he provocado una situación bastante curiosa que habría evitado de haber estado más lúcido cuando Arya ha tenido a bien despertarme para pedir el desayuno.
Me explico: una vez he bajado a la cocina y he depositado la comida de los dos gatos en sendos cuencos (Royal Canin Sterilized Appetite Control para Arya y Royal Canin Mother & Babycat para Bowie), he vuelto a cerrar la puerta de la cocina, para así dejarles desayunar separados y evitar broncas, y me he vuelto a la cama. Todo normal, ¿no? Pues no, pues cuando he vuelto a levantarme, unas horas después, he descubierto que había dejado a cada gato en la habitación que no le correspondía, lo que se ha traducido en un intercambio gastronómico del que ambos han disfrutado sin rechistar (los cuencos estaban limpios, oye).
Tras esto, mi novia y yo nos hemos acercado al centro a ver Hacksaw Ridge (se nota que la mano de Mel Gibson anda detrás de esa peli, pues no falta la sangre en unas escenas que, por otra parte, reconstruyen muy bien un campo de batalla. Y sé de lo que hablo, que mi casa estos días se parece bastante) y a comer una hamburguesa a un sitio que se llama Bobo's (algo que a la parte de mi cerebro que dejó de desarrollarse cuando cumplí siete años le hace mucha gracia).
Cuando hemos vuelto a casa, Arya estaba deseando salir y tomar un poco de aire que le hiciese olvidarse por momentos del trasto con el que está conviviendo, y mi novia y yo hemos visto la peli de Kramer contra Kramer mientras cenábamos. Tal y como sospechaba, Dustin Hoffman está sensacional y la cinta (porque en Isla Viejuna a las películas las llamamos "cintas") es muy muy buena. Además, tiene los tres elementos que hacen que una película me guste especialmente: fue rodada en los setenta, transcurre en Nueva York y el protagonista es un puto yupi que lo pasa mal. Y, mientras, Bowie secuestrando mi regazo una vez más.
Durante ese rato he pensando que no sé por qué el bicho se llama Bowie, pues su dueña no nos lo ha dicho. Quizá sea porque tiene un punto glam con esas patas de un color diferente al resto del pelaje que parecen calentadores. O quizá sea por el pelazo. Sí, es el pelazo. Este gato es Jareth, el rey de los goblins, y no se hable más.
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You remind me of the babe. What babe? Babe with the power. What power? Power of voodoo... |
La peli ha terminado bastante tarde, y yo he pensado que esta vez sí, Arya ha hecho las maletas y nos ha mandado a la mierda. Bastante preocupado, me he puesto la cazadora con la intención de pasar la noche recorriendo la calle mientras berreaba su nombre, y en el momento en el que he salido por la puerta, ella ha aparecido por la ventana.
La madre que la parió. Me voy a dormir.
Domingo
Ha sido muy extraño, pero Arya hoy nos ha dejado dormir hasta las diez. Después de levantarme, les he puesto el desayuno a los dos y he intentado sacarles algunas fotos, pero han salido todas movidas, pues yo no soy un buen fotógrafo y estos dos bichos son puro nervio. Después, mi novia y yo hemos ido a desayunar a una cafetería que tenemos cerca de casa y que está haciendo el agosto con nosotros, y el resto del día lo hemos dedicado a recoger la casa y a preparar comidas para la semana que viene. Algo tan aburrido que no merece la pena que lo describa aquí.
Qué le voy a hacer. Estoy un poco de bajona. Y no porque haya descubierto ligeramente horrorizado que, a pesar de haber intentado dar a Arya una educación socialista y solidaria, haya resultado tener en casa a una Ayn Rand con bigote y rabo. Quiero decir, a una Ayn Rand. Lo que ocurre es que mañana Bowie se vuelve a su casa, y puedo imaginarme cómo será el día: me levantaré a las seis y un minuto y saldré a correr (esta vez no iré solo, pues mi novia se ha apuntado a esto de sufrir en ayunas cada mañana), después pedalearé al trabajo y, tras varias horas sentado delante del ordenador, volveré a mi casa para encontrármela un poco más vacía de lo que ha venido siendo habitual estos días, pues se habrán llevado a Bowie antes de que llegue yo, y para entonces ya estaré echando de menos al pequeño rey de los goblins.
Arya, no. Arya estará encantada de que ese renacuajo se haya largado de una puta vez.
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Esta foto es maravillosa Y LO SABÉIS |

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