¿Queréis ejemplos? Tenemos al lobo ibérico entre el río Duero y el mar Cantábrico, así como en el norte de Andalucía. También podemos hablar del lince ibérico, que habita en Doñana y Sierra Morena. O del águila imperial ibérica, a la que encontramos sobrevolando el centro y suroeste españoles.
Sin embargo, existe un animal cuyo hábitat no se reduce a una región de nuestro país en concreto. Este mamífero se encuentra en casi todos los grandes núcleos urbanos españoles, Valladolid incluido. Por esta razón, he tenido el privilegio de poder analizar con atención su ciclo vital, costumbres y relación con otros miembros de su especie a lo largo de los años, y quiero compartir con vosotros todo lo que he aprendido acerca del mismo. Se trata del dependiente de El Corte Inglés.
Comencemos (y si leéis el resto del artículo imaginando la voz de José María del Río, MEJOR)...
Vale, he pasado los últimos cinco días intentando, por una parte, escuchar de principio a fin un disco de Tangerine Dream (un disco cualquiera, que al fin y al cabo son todos iguales) y, por otra parte, escribir este artículo como si se tratase del guión de un documental de la 2. El esfuerzo cerebral que me ha supuesto intentar llevar a cabo ambas tareas ha sido tal que ha estado a punto de freírseme el encéfalo; y como no quiero quedarme para echar azúcar a las tartas (expresión, por cierto, que he aprendido recientemente de boca de un compañero de trabajo cordobés), he decidido que a Tangerine Dream le pueden ir dando por saco (si algún día me da por tontear con las drogas volveré a intentarlo. De momento voy a conformarme con escuchar algo más acorde con mi capacidad mental) y que voy a contar el resto del post con mi estilo (por llamarlo de alguna forma) característico. Si alguno de vosotros se siente decepcionado ante las expectativas no cumplidas (lo cual tendría huevos, por otra parte, que ni que os cobrasen por estar leyendo esto), aquí os dejo un enlace a un vídeo de tomas falsas de los teleñecos para compensar el fiasco y levantaros la moral (conmigo, al menos, siempre funciona).
Tras conseguir empujar la pesada puerta que sirve de entrada y acceder a su interior, una hostia olfativa procedente de la mezcla de olores de quince o veinte colonias caras le da a uno la bienvenida al comercio de las letras verdes. Cada miembro de la manada que habita en su interior es ubicado en un lugar u otro en función de su edad y experiencia depredadora, y es en la planta baja donde nos encontramos con las crías de dependiente de El Corte Inglés, las cuales apenas han comenzado a dar sus primeros pasos en el salvaje mundo de la venta disfrazada de exclusividad y lujo. Las sencillas tareas a llevar a cabo en este entorno (esto es, ofrecer a todo objeto móvil que entre en su campo visual muestras de jeanpaulgaultieres, hugobosses o la última mierda que Antonio Banderas haya puesto a la venta metida en un frasco con pulverizador) hacen del mismo el lugar ideal para que los cachorros entrenen sus técnicas de ataque. A ello hay que unir que, debido a un inexplicable proceso de selección natural que tiene lugar en el departamento de Recursos Humanos, los jóvenes ejemplares SIEMPRE cuentan con una capacidad física conocida como "buena presencia". Gracias a ello, el Corte Inglés puede matar dos pájaros de un tiro y, además de emplear a los ejemplares más inocentes y maleables desde un punto de vista laboral, utilizarlos como cebo cual canto de sirena para que los incautos visitantes queden atrapados en el interior de esta madriguera desprovista de ventanas y se gasten la pasta.
Continuando nuestra exploración escaleras mecánicas arriba descubrimos a dependientes algo más curtidos gracias a la experiencia adquirida frasco de colonia en mano. Tras adaptarse poco a poco al medio, han logrado ascender en la jerarquía del grupo y situarse en lugares de mayor prestigio para la manada, tales como el departamento de electrónica, o la planta joven. No obstante, la cúspide de la pirámide de Maslow de un dependiente reza: "Sección de caballero/señora".
Así es. Al igual que el motivo que mantiene con vida a una abeja zángano es reproducirse con la reina de la colmena, al igual que el salmón realiza el enorme esfuerzo de nadar río arriba para desovar antes de morir agotado, el dependiente ve culminado su ciclo evolutivo y puede golpear su pecho con orgullo cual gorila de subidón una vez que es destinado aquí. Sólo sobrevivirán aquellos especímenes capaces de diferenciar con rapidez a los clientes pijos de bolsillo abultado (las presas que realmente importan) de quienes han entrado a El Corte Inglés con la idea de pasar la tarde sin apenas rascarse el bolsillo, agasajando a los primeros y ofreciéndoles una prenda de ropa detrás de otra (de marcas demasiado caras para lo poco conocidas que resultan, pero eso ya es otro cantar) tras la puerta de los probadores mientras ignoran sistemáticamente a los segundos (sé de lo que hablo, porque yo pertenezco a este último grupo de clientes y cuando voy allí los dependientes no me hacen ni puto caso).
Sin embargo, la dureza del reino animal no permite que una situación tan apacible dure eternamente, y el paso de los años afecta negativamente a estos líderes, quienes sufren la progresiva pérdida de sus capacidades depredadoras al tiempo que ejemplares más jóvenes, más fuertes y más guapos batallan para reemplazarles en estos privilegiados puestos. Cuando un dependiente ya no puede seguir demostrando su liderazgo, la manada lo envía a la última planta, donde se ve obligado a realizar tareas anodinas tales como asesorar a compradores de bicicletas y sillas de cámping. Al "esconder" a sus miembros de más edad y mayor deterioro físico en este lugar al que apenas acuden consumidores, el Corte Inglés vuelve a matar dos pájaros de un tiro, pues no sólo logra dar una imagen juvenil y dinámica de cara al exterior, sino que además, gracias a la alienación que sufren quienes ocupan esta planta (que se aburren como ostras aquí arriba, las cosas como son), consigue que muchos soliciten la jubilación anticipada. "El cementerio de elefantes" es como llamo yo a la última planta de El Corte Inglés.
Estaréis pensando que no puede haber mayor desgracia para un dependiente de El Corte Inglés que la de ser transferido a la última planta una vez que su olfato depredador y su buena presencia ya no son nada más que el recuerdo de un feliz tiempo pasado. Os equivocáis, pues existe un lugar aún peor: el Oportunidades. Desolado paraje al que puede ser desterrado un dependiente en cualquier momento de su ciclo vital. La crudeza con la que la manada juzga a cada uno de sus individuales provoca que quienes no cumplen con las exigencias del grupo sean enviados aquí, condenados al ostracismo y a pasar el resto de sus días entre ropa defectuosa y botes de Lacasitos puestos a la venta con el envase roto.
Y eso es todo cuanto sé. Cierto, he pasado por alto la planta sótano, pero resulta que mi conocimiento acerca de esta región se puede comparar, para que os hagáis una idea, al conocimiento que tiene el ser humano acerca de las dorsales oceánicas, o del clítoris. Hay un motivo que justifica mi ignorancia: que no me interesa lo que hay ahí (estoy hablando de la planta sótano, no del clítoris). Generalmente, lo único remarcable en el sótano de un Corte Inglés es el supermercado, lugar en el que se encuentran a la venta exactamente los mismos productos que en cualquier otro supermercado de la ciudad, pero con un precio insultantemente superior. Y la verdad, se me ocurren formas más inteligentes de malgastar el dinero. Quemándolo, por ejemplo. O teniendo que pagar una demanda del copón si alguien de El Corte Inglés llega a leer este artículo algún día.
![]() |
fuente: Álbumes Españoles S.A. No he hablado de osos en este artículo, pero ya que mi hermano se ha molestado en hacer esta foto también, PUES LA PUBLICO, que para algo el blog es mío |

No hay comentarios:
Publicar un comentario